Escrito de Carnegie Presidente Eric D. Isaacs:

En este momento crucial de la historia de nuestro país, es pertinente para nosotros, tanto como individuos e instituciones, reflexionar sobre nuestros pasados y asumir la responsabilidad por la manera en que nuestras acciones han alimentado el racismo sistémico de nuestra sociedad.

En Carnegie, este proceso de discernimiento nos obliga a confrontarnos con nuestra historia de investigación eugénica. Nuestra participación en la eugenesia se remonta a 1902, cuando el zoólogo Charles B. Davenport recibió apoyo de Carnegie para establecer una "Estación Biológica Experimental para el estudio de la evolución". Cuyo objetivo declarado era el "estudio analítico y experimental de las causas de la diferenciación específica del cambio racial". Esto se convirtió en la Oficina de Investigación Eugénica, y a partir de entonces, y durante más de 30 años, los investigadores de Carnegie ayudaron a liderar el movimiento eugenésico con el apoyo expreso de la comunidad científica dominante de los Estados Unidos. No fue sino hasta 1935 que un comité de evaluación convocado por Carne concluyó que nuestra investigación eugénica carecía de mérito científico; Carnegie cerró la Oficina de Investigación Eugénica en 1939 y canceló todas las investigaciones relacionadas con la eugenesia en 1944.

Desde entonces hemos expresado nuestra angustia institucional por las consecuencias de estas acciones, por ello hemos intentado dejar atrás la participación en este empeño moralmente reprobable. No hay excusa, ni entonces ni ahora, que justificara que nuestra institución fomentara en nuestros investigadores pervertir la curiosidad científica con el fin de justificar sus propios prejuicios racistas y discriminatorios. Nuestro apoyo a la eugenesia nos hizo cómplices de alimentar décadas de acciones crueles e inconcebibles en gobiernos de los Estados Unidos y en todo el mundo. Como presidente de Carnegie Institution for Science, quiero expresar mis más sinceras y profundas disculpas por la participación que anteriormente esta organización tuvo en estas horribles actividades seudocientíficas.

Ahora tenemos una nueva oportunidad, y un deber constante, de hacernos responsables de nuestra historia. A medida que avanzamos, reconocemos plenamente nuestras desacreditadas acciones del pasado y aprendemos de nuestros errores institucionales. Con ese fin, adelantamos esfuerzos conjuntos para convertirnos en una institución más diversa, equitativa e incluyente, en todos los sentidos y a todos los niveles. Esta no es una tarea que se pueda llevar a cabo de forma sencilla o rápida; más bien, nos insta a velar por que nunca más perdamos nuestra brújula moral ni violemos nuestra misión de llevar a cabo una investigación independiente al servicio de toda la humanidad.

Nosotros también nos comprometemos a tomar medidas dentro de la comunidad científica en general para garantizar que las lecciones que hemos aprendido, de nuestras acciones pasadas, sean difundidas, asimiladas y aprovechadas por toda la sociedad científica estadounidense. Nuestra historia nos obliga no solo a dar testimonio de nuestro propio pasado, sino a levantarnos y alzar la voz cada vez que los prejuicios personales distorsionen la causa de la ciencia.

Estoy plenamente comprometido a liderar estos esfuerzos. Le he solicitado al Comité de Diversidad, Equidad e Inclusión recomendaciones para hacer que este momento represente un punto de inflexión para nuestra institución y nos permita dar pasos reales y contundentes a fin de desmantelar el racismo de nuestro pasado y trabajar juntos con el propósito de lograr un futuro más justo, con principios e intelectualmente honesto.